22 de Junio 2004

“Tڔ.

Y no había más que añadir.

Cuando él le dijo que se había enamorado no podía creer lo falsas que eran sus palabras; y eran falsas porque, como descubrió más tarde, el amor era otra cosa, el amor no era alguien, el amor no era ella, el amor era una forma de vida.

La forma de vida que ella le regaló.

La viveza de sus palabras, el calor de su piel, el fuego de su corazón, iluminaron su vida. Jamás imaginó hasta qué punto él era capaz de sentir, qué regalo le había hecho ella con su entrega, qué placer tan grande era comunicarse con ella cada vez con menos palabras.

“Tú”.

Y no había más que añadir, no había más que explicar, él sabía cuánto significaba ella, se produjo una mezcla, sus raíces se entrelazaron con las de él, la vida se vivía para poder compartirla con ella. Todos los días eran una excusa para estar con ella un poco más.

Por las noches fundían sus cuerpos y hablaban con ellos, se decían lo que sentían, le daban un nuevo significado a todo lo que hacían que sólo se parecía, vagamente, a lo que habían compartido con otras personas.

Discutían sin pelear, hablaban y compartían, a él le interesaban ahora cosas por las que antes nunca se había preocupado pero sólo porque formaban parte de su vida, la de ella, la de la unión que crearon.

Yo veía cómo se miraban y me maravillaban, al principio pensé que me estaba enamorando de ella, después me di cuenta que yo no era más que un vampiro de emociones que disfrutaba imaginando que ella me miraba a mi y que yo podía corresponderla.

Yo era el mejor amigo de él y poco a poco me hice amigo de ella, eran dos personas normales, pero me resultaba delicioso ver cómo solucionaban sus dificultades:

-“Hablando y queriendo”-

Yo no entendía exactamente qué significaba eso pero los dos me decían lo mismo.

Como nuestra amistad era muy íntima fueron pacientes conmigo y me lo explicaron varias veces.

-“Cada vez que surge un problema y aparece una discusión me pregunto “¿La estoy queriendo a ella o me estoy queriendo a mi?” y salga la respuesta que salga la discusión ya no tiene sentido”-

Los veía y casi me hacían llorar de la emoción cuando me contaban las cosas que el uno le hacía al otro, mientras, no podía evitar sentirme pobre, porque yo no tenía ni una pizca de la riqueza que ellos tenían en su vida.

Yo estaba seguro que tenía que haber puntos en los que no podían llegar a acuerdo y me lo confirmaron; pero de inmediato me dieron la solución, -“Piensa si realmente son tan importantes esas cosas y después vuelve a hacerte la pregunta, ¿discuto porque la quiero a ella o discuto porque me quiero a mi?

Después ella me dijo que llegar a eso había sido muy difícil, que habían sufrido mucho, que es muy difícil enseñar a alguien a querer y que ella no lo había hecho, sólo le había enseñado a convivir.

Y yo los envidiaba, porque cada vez que estabamos en una reunión les bastaba una mirada para comunicarse, porque nunca dijeron “te quiero” porque nunca les hizo falta, pudieron construir su relación sin roles.

“Te quiero”? me dijo ella una vez que le pregunté.

“Yo le quiero de forma distinta según el rato”

Yo arqueé mi ceja interrogativa y ella me dijo:

“A veces le quiero matar, otras me lo quiero follar, otras le quiero hablar, otras le quiero lejos (pero a la vista:), otras muchas, quiero que esté, cuando no lo veo quiero pensar en él y que esté, sólo eso.”

“Te quiero es tan... gramaticalmente limitado no?”

“Y cuando tienes necesidad de decirle lo importante que es para ti cómo lo haces?”

“Busca tú tu propia manera de hacérselo saber a la chica que tenga la suerte de estar contigo”.

Seguían un día tras otro, tras otro y el tiempo no pasaba para ellos, con los años le vi más serenos pero no menos ilusionados.

“Y si un día se te cruza otra chica?”

“Posible, pero difícil” dijo él.

“Pero la dejarías?”

-“Si no lo hiciese no la querría”- contestó.

Crearon su romanticismo, no era como el de los demás, me cuesta definirlo, estaba centrado en ellos y en su vida.
Era un romanticismo cómplice que sólo ellos comprendían, en él no había velas, cenas o poemas.
Sí había flores, a ella le gustaban las flores.
Él le regalaba macetas, -“Mi amor no es tan efímero como un ramo de flores”- me dijo una vez.
“Regala mil rosas rojas y a la semana no quedará ninguna, yo prefiero regalar una semilla”.

Y se la regaló.

Se llamó Penélope.

Pero eso fue más adelante.

Ella le regalaba pensamientos, reflexiones escritas en papel, y para él era su regalo más preciado, algo tan íntimo como un pensamiento, tan trabajado como un escrito y sólo para él.

Sabéis, la no existencia es fundamental para que algo exista, no podríamos entender la vida sin la muerte, y para poder entenderlos a ellos era necesario entender lo que era... la pérdida.

Pero eso lo contaré otro día, porque siempre que llego a esta parte de su historia llueven mis ojos de pena, mi corazón late más lento y casi diría que... no, eso no lo diré.

Saludos cordiales,

P.

Escrito por Pródigo. a las 22 de Junio 2004 a las 08:51 AM
Comentarios

Después de esta historia (supongo que parte de una experiencia) tan tierna debo entender que tus otras veces palabras fieras son una máscara socarrona... ;-)))) Gracias por esta lectura tan buena.
Saludos.

Escrito por odyseo a las 23 de Junio 2004 a las 12:13 PM

Pues q suerte q tenían creoq e so es loq todos queremos para nosotros mismos.

Escrito por gorkamorka a las 23 de Junio 2004 a las 04:05 PM

Gracias Odyseo por tus palabras,

Y gracias a Gorkamorka por pasarse por aquí.

Ya sabéis que esta es vuestra casa.

Máscara socarrona? nonono más bien soy un romántico socarrón ;)
Nadie es perfecto, y yo menos.

Saludos cordiales,

P.

Escrito por Pródigo a las 23 de Junio 2004 a las 05:35 PM

Estoy sorprendida.... Que bonita historía. Hay frases y palabras muy bellas, creo que tomaré algunas para aprender...., pero si me tuviera que quedar con una frase escogería "El amor es una forma de vida" aunque he de decirte que me ha costado decirdirme. Saludos.

Escrito por Brisa a las 23 de Junio 2004 a las 09:01 PM

Querido brotherrrr....bueno, ya te dije en un anterior comentario que me gusta como escribes...estem...y ya me conoces, ya sabes lo que pienso de ciertos detallesde este capitulo de tu vida interior....De todas maneras hay algunas cosas que me han gustado mucho, sobre todo cuando dices eso de ' discuto porque la quiero a ella o porque me quiero a mi'... creo que en la mayoria de los casos se discute porque uno se esta queriendo a si mismo.
en fin terminare diciendo ' DONDE ESTA MI YAKO EH EH DONDE ESTA!!!!!!!! '' :-)

Escrito por Maria Jose a las 23 de Junio 2004 a las 09:12 PM

Lectores nuevos!!!!

(La verdad es que me encanta tener un lector nuevo, y si alguien como Brisa me dedica palabras así pues me da un alegrón.)

Me he pasado por tu blog Brisa y veo que tienes multitudes, ahora tienes multitudes +1.

Lo mismo digo de Gokamorka, y como siempre digo, en cuanto aprenda a enlazar blogs os pondré en mis favoritos.

Saludos cordiales

P.

Escrito por Pródigo a las 24 de Junio 2004 a las 12:49 PM

Muy bonita la historia y muy bonitamente contada. Lástima que mi experiencia personal me nuble el punto de vista cuando se habla de amor y lo único que martillea en mi cabeza es siempre lo mismo:

"Sí, muy bonito, PERO..."

Y es ese PERO el que lo fastidia todo

Escrito por hallofon a las 24 de Junio 2004 a las 06:42 PM

El PERO existe amigo hallofon.

Pero si lo cuento todo en un post me quedo sin ideas ;-)

Pásatelo bien en vacaciones.

SC.

P.

Escrito por Pródigo a las 25 de Junio 2004 a las 09:18 AM

Como dijo un sabio:

Bonita historia... de ciencia-ficción.

Escrito por Leon Van Bon a las 25 de Junio 2004 a las 01:45 PM

news

Escrito por news- a las 1 de Septiembre 2004 a las 02:44 AM

usa eso de consejo.

Escrito por peter a las 2 de Noviembre 2004 a las 12:59 AM

usa eso de consejo.

Escrito por peter a las 2 de Noviembre 2004 a las 12:59 AM
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?